Santoral Diocesano
Leocadia, nació en Toledo de padres cristianos, a finales del siglo III. Consagrada a Dios en el Orden de las Vírgenes, destacó por su dedicación a la caridad y a la oración. Encarcelada durante la persecución de Diocleciano, se la intentó apartar de la fe cristiana, primeramente con halagos y luego con amenaza de tormentos.
Confesó valientemente su fe y se mostró inflexible ante el tirano. En la prisión, mientras oraba, murió el 9 de diciembre del año 303. Por eso los documentos antiguos la denominan confessor.
Tuvo un culto extraordinario a partir del siglo VI. Le dedican amplios oficios litúrgicos. Se levanta en su honor una basílica, sede después de varios concilios visigóticos. Los venerables restos fueron trasladados desde Toledo a Bélgica hasta que volvieran en el siglo XVI, para cuyo acontecimiento se levantó la Puerta del Cambrón. En esta se puede contemplar una imagen de la santa. En 2004 fue declarada patrona de la juventud de la diócesis toledana.
Su fiesta se celebra el día 9 de diciembre.
La memoria de los Santos Vicente, Sabina y Cristeta llega hasta nosotros envuelta en las nieblas de su Passio. En Ebora de la Carpetania (actual Talavera de la Reina) nacieron los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta.
El joven Vicente, educado en la religión cristiana, era ejemplar en su conducta y su modestia servía de edificación hasta a los mismos paganos. A pesar de las prohibiciones imperiales, practicaba el culto cristiano y adoraba a un solo Dios. Denunciado ante Daciano, este ordena que le lleven ante una estatua de Júpiter para obligarle a que ofrezca incienso con amenazas de muerte si no obedece. Los guardias lo conducen con este fin y por el camino sucede el primer hecho prodigioso: una piedra se reblandece y Vicente queda materialmente clavado en ella por los pies y el báculo. Los guardias huyen aterrorizados y el joven se dirige a su casa, recoge a sus hermanas Sabina y Cristeta y huyen los tres a través de la Sierra que hoy lleva su nombre. Daciano envía un destacamento para detenerlos.
Los tres hermanos serán capturados cerca de Ávila arrostrando los tormentos del martirio antes de renegar de su fe cristiana. Sus cuerpos se conservan en Ávila. Su Himno litúrgico (PL 86 1238) se cree que es anterior a la invasión musulmana. El sacramentario les dedica una misa y los celebra en el martirologio de Floro.
Su fiesta se celebra el día 27 de octubre.
San Eugenio, nacido en Toledo a finales del siglo VI, recibió de San Eladio su primera formación eclesiástica y literaria. Pequeño de estatura, delicado de salud y con un alma delicada mostraba inclinación por la vida religiosa. Por eso a los veinte años se pone en camino hacia Zaragoza para ingresar en el Monasterio de Santa Engracia, foco de cultura. Allí se encuentra con el obispo Braulio de Zaragoza, que acaba de llegar de la sede hispalense. Fue su estrecho colaborador. En el año 646 fue elegido arzobispo de Toledo. Convocó los Concilios VIII, IX y X, destacando como gran organizador, atento especialmente a la cultura y formación de su clero. Murió en otoño del año 657, mereciendo el elogio de San Ildefonso (De viris ill. 14).
Su fiesta se celebra el día 15 de noviembre.
Eladio, nacido a mediados del siglo VI, c. 566, ocupó altos cargos en la corte visigoda, siendo ilustrísimo miembro del aula regia y encargado de la administración de los negocios públicos, a los que renunció para ingresar en el monasterio Agaliense, del que llegó a ser abad. Este hecho fue un sorprendente y verdadero testimonio. El año 621 fue elegido, contra su voluntad, pastor de la Iglesia toledana. Se distinguió por su prudencia pastoral y por su gran caridad hacia los pobres y necesitados. Murió, cargado de años y de méritos el año 633.
Su fiesta se celebra el día 18 de febrero.
Ildefonso, nacido en Toledo el año 608, hijo de Esteban y Lucía, nobles visigodos, parientes del Rey Atanagildo. Fue instruido primero por el Obispo toledano Eugenio III y después en la escuela de San Isidoro de Sevilla cursó la Filosofía y las Humanidades. A su vuelta, abrazó la vida monacal en el monasterio toledano Agaliense. Allí recibió las sagradas órdenes de manos de san Eladio. San Eugenio le nombró después arcediano de su iglesia. Los monjes del monasterio Agaliense, dedicado a San Cosme y San Damián, le nombraron abad. A la muerte de sus padres y con su pingüe herencia fundó un monasterio de monjas. A la muerte de su tío, San Eugenio III, fue nombrado Arzobispo de Toledo. Escribió admirablemente sobre muchos temas; entre ellos destaca el libro “De la perpetua Virginidad de la Bienaventurada Virgen María”. Según refiere, el Obispo Cixila, en premio a la defensa que hizo de la perpetua virginidad de María, mereció recibir de la Madre de Dios un don del cielo.
Entregó su alma a Dios el 23 de enero del año 667. Fue sepultado en la iglesia de santa Leocadia. En la invasión musulmana sus restos fueron trasladados a Zamora para evitar profanaciones. Su fiesta se celebra el día 23 de enero.
Nacido en Toledo a principios del siglo séptimo, c. 642, en esta ciudad recibe el Bautismo y es educado en la escuela catedralicia bajo la dirección del Obispo Eugenio III. En enero del año 680 fue elegido Arzobispo de la Iglesia toledana, de la que se mostró celoso pastor, prudente, cauto, limosnero, protector del oprimido y humilde, justo defensor de las iglesias y hombre de oración. Presidió los Concilios Toledanos del XII al XV. Brilló por su teología en su obra Prognosticon Futuri Saeculi, en las que se expone por primera vez el pensamiento escatológico de la fe cristiana (688). Murió el 6 de marzo del año 690. Fue constante propagador de la liturgia hispana para la que compuso numerosos textos, que evidencian su gran erudición. Su fiesta se celebra el día 29 de enero.
Nació en Córdoba a comienzos del siglo noveno, y en esta ciudad ejerció su ministerio. Es el principal escritor de la Iglesia mozárabe. Dada la difícil situación de la comunidad cristiana española el presbítero Eulogio fue siempre consuelo y aliento para todos los perseguidos por su fe. Sufrió el martirio el 11 de marzo del año 859, cuando había sido preconizado arzobispo de Toledo. Murió decapitado, y tras su muerte, muy pronto recibió culto. Su fiesta se celebra el día 9 de enero.
Nació en Tarazona (España), de cuya Iglesia según se cree fue canónigo. Monje en el monasterio cisterciense de Scala Dei (Tarbes, Francia), volvió a su tierra natal para fundar el monasterio de Santa María de Fitero en 1152. En los años 1158-1159 fundó la Orden Militar de Calatrava, bajo la Regla del Cister. Murió el 6 de Febrero de 1163 en Ciruelos (Toledo) siendo sepultado en la iglesia monástica de la Orden Militar de Calatrava allí existente. El 15 de Marzo de 1468, sus restos fueron trasladados al Monasterio de Monte Sión, en Toledo, y desde el siglo pasado se veneran en la Santa Iglesia Catedral Primada. Su fiesta se celebra el día 15 de marzo
Julián Ben Tauro, nació en Toledo en 1128, en el seno de una familia mozárabe. Tras su ordenación sacerdotal llegó a ser arcediano de la catedral primada. Elegido segundo obispo de la joven diócesis de Cuenca, llevó a cabo una magnífica labor pastoral entre musulmanes, judíos y cristianos. Recorrió su vasta diócesis para reformar las costumbres y vida de su clero y fieles, mereciendo, por su profunda caridad, ser llamado “padre de los pobres”. Murió el 28 de Enero de 1208, y fue canonizado por Clemente VIII en 1594. Su fiesta se celebra el día 27 de enero.
El martirio de un niño de tres años, llamado Cristóbal que el año 1490 fue raptado a la puerta de la catedral de Toledo, está históricamente documentado. Llevado cerca del pueblo de La Guardia, su cuerpo fue enterrado en un lugar oculto. Conocido el martirio de este inocente, muy pronto el lugar de su suplicio fue tenido en gran honor y veneración. El Papa Pío VII concedió celebrar su fiesta con Oficio propio en toda la diócesis de Toledo. Hoy se conservan en la ermita de La Guardia unos versos compuestos por Don Diego Gracián, secretario de Carlos V, en un viaje del emperador a este lugar; escritos en latín, traducidos dicen así: “Pasado con el cuchillo el tierno pecho, saliéndole la sangre apresurada, dijo el Niño: si en tanto amor estrecho
buscas mi corazón, furia malvada, búscale al otro lado, no al derecho”.
Su fiesta se celebra el día 25 de septiembre.
De origen portugués, nació en Ceuta hacia 1426. Trasladada en su infancia a Campo Maior (Portugal) pasó en 1447 a la corte real de Castilla como dama de honor de Doña Isabel de Portugal, esposa de Juan II. Hacia 1453, huyendo de las insidias de la corte, se retiró a Santo Domingo el Real de Toledo, donde permaneció más de treinta años, aunque sin profesar la regla monástica. En 1484 dio comienzo a un nuevo instituto de vida contemplativa denominado Orden de la Inmaculada Concepción, aprobado por el Papa Inocencio VIII en 1489.
Murió el 18 de agosto de 1492. Fue canonizada por el Beato Pablo VI el día 3 de octubre de 1976. Su fiesta se celebra el día 17 de agosto.
Beatos Alfonso de Baena, juan de San Martín Rodríguez, Francisco Pérez Godoy y compañeros, religiosos y mártires
En 1570 el P. Ignacio de Azevedo, S.J., emprendía una misión con rumbo a Brasil acompañado de treinta y nueve misioneros. La expedición fue atacada llegando a la Isla de la Palma en Canarias, cerca del lugar de Tazacorte, por hugonotes-calvinistas. El P. Azevedo, con una imagen de la Virgen entre sus manos, alentaba al grupo a morir por Cristo. Tras adueñarse de la nave los cuarenta jesuitas fueron violentamente martirizados de diversas maneras, era el 15 de julio. Santa Teresa de Jesús tuvo la gracia de verlos coronados de Gloria en el cielo. Fueron reconocidos como mártires por la fe, por los papas Gregorio XV (1623) y Benedicto XIV (1742). Y Pío IX declaraba su beatificación el 11 de mayo de 1854. Entre el grupo de los cuarenta jesuitas figuran tres toledanos:
Alfonso de Baena. Hermano Coadjutor. Nació en Villatobas (Toledo) hacia 1539. Tenía 30 años cuando el P. Azevedo le llevó consigo a Portugal, desde España (1569). Llevaba unos tres años en la Compañía y era orfebre. En la crónica del martirio se dice de él, que era de los “hermanos antiguos, de muchos años y de mucha virtud”. En la Isla de Madeira pidió con fervor sustituir a alguno de los que pedían cambiar de embarcación, y así pudo formar parte del grupo de los jesuitas que salieron el 30 de junio de 1570 hacia las Islas Canarias. Realizó interesantes obras de orfebrería para la misión que destruyeron los corsarios. Mientras atendía a los heridos y animaba a los soldados de su nave, fue brutalmente apuñalado y aún vivo arrojado al mar.
Francisco Pérez Godoy. Estudiante novicio. Nació en Torrijos (Toledo) en 1540. Hijo de Juan Pérez Godoy y Catalina del Campo. Ingresó en la Compañía de Jesús en Medina del Campo el 15 de abril de 1569. Donde tuvo como maestro de novicios al P. Baltasar Álvarez. Era bachiller en Cánones por la Universidad de Salamanca. Pariente de santa Teresa de Jesús, y de muy buenas cualidades humanas y musicales. Fue llevado a Portugal por el P. Azevedo. En el día del martirio, Francisco se distinguió alentando a sus compañeros jesuitas. Con mucho fervor les repetía unas palabras que había oído al P. Baltasar Álvarez: “Hermanos, no olvidemos que somos hijos de Dios”. Tenía 30 años de edad. Fue martirizado mientras atendía y ayudaba a los heridos.
Juan de San Martín. Estudiante novicio. Nació en Yuncos (Toledo) en 1548. Hijo de Francisco de San Martín y de Catalina Rodríguez. Estudiaba en la Universidad de Alcalá y se fue con el P. Azevedo, comenzando su noviciado en Évora el 8 de febrero de 1570, con 22 años. También fue uno de los escogidos para atender a los heridos y animar a los que defendían la nave Santiago. De su muerte solamente se sabe que fue arrojado vivo al mar.
Su fiesta se celebra el día 15 de julio.
Nació en Oropesa (Toledo) el 17 de Octubre de 1500. Fue niño de coro en la Colegiata de Talavera de la Reina y después en la Catedral Primada. Estudiante en Salamanca, ingresó en la Orden agustiniana en 1522, teniendo como superior a Santo Tomás de Villanueva. Predicar y escribir fueron sus actividades principales. En 1554, siendo prior del convento de Valladolid, ciudad desde decenios atrás residencia de la Corte, fue nombrado predicador real por el emperador Carlos V y, al trasladarse la Corte a Madrid en 1561, también él tuvo que pasar a la nueva capital del Reino, fijando su residencia en el convento de San Felipe el Real. Predicaba con gran sinceridad de palabras, pero con mucha hondura espiritual, fervor y afecto, a veces, con lágrimas en los ojos, expresando la ternura de Dios hasta en el tono de la voz, igual en el palacio ante el Rey y la Corte que en las iglesias a las que era llamado. Gozó de gran popularidad entre los más diversos ambientes sociales.
Compuso numerosas obras tanto en latín como en castellano. La simplicidad de los títulos indican la intención pastoral del autor: Regla de vida cristiana (1542), Vergel de oración y monte de contemplación (1544), Memorial de amor santo (1545), Desposorio espiritual (1551), Bonum certamen (1562), Arte de amar a Dios y al prójimo (1567), Libro de la suavidad de Dios (1576), Tratado de la corona de Nuestra Señora (1588), Guarda de la lengua (1590). Como su acción, los escritos nacieron de su espíritu contemplativo y de la lectura de la Sagrada Escritura.
Muy devoto de la Virgen María, consideraba toda su actividad literaria como un mandato directo de la Madre de Dios. Extraordinario asceta y místico, murió en Madrid el 19 de septiembre de 1591. Fue beatificado por León XIII el 15 de enero de 1882 y canonizado en Roma por San Juan Pablo II el 19 de mayo de 2002. Su fiesta se celebra el día 19 de septiembre
Nacida en la villa toledana de Almendral de la Cañada en 1549, fue recibida a la profesión religiosa entre las descalzas primitivas por la misma Santa Teresa, en 1572. Andando el tiempo la escogería por compañera y enfermera. Difundió el espíritu y la obra teresiana por tierras de Francia y Flandes. Allí, en línea con su santa madre, se comportó como auténtica hija de la Iglesia, ardiendo en celo por la salvación de las almas. Fundó el convento de Tours en 1608 y en 1612 en Amberes(Bélgica), donde murió en el 7 de junio de 1626. Clemente XII proclamó la heroicidad de sus virtudes y Benedicto XV beata por medio de un decreto firmado el 25 de febrero de 1917. Su fiesta se celebra el día 7 de junio.
Gabriel de la Magdalena, nació en Sonseca (Toledo) en Octubre de 1567. Ejerció como cirujano en su pueblo natal, y ya de edad madura abrazó la vida religiosa en la Orden Franciscana siendo destinado a Filipinas, y desde allí a la misión del Japón, donde fue dedicado a la asistencia de los enfermos en Osaka. en la ciudad de Nagasaki y sus alrededores desarrollaría sus labores médicas y misioneras hasta su muerte. Consigue tanta fama como médico, que hasta los nobles y poderosos le reclaman para curarles sus dolencias.
Después del recrudecimiento de la persecución, estando en prisión fue sacado por el gobernador para curar a su familia y a él mismo. Lo escribe el propio Fray Gabriel en una carta al Padre Guardián del Convento de San Francisco de Manila. Desatada la persecución contra los cristianos, en 1630, Fray Gabriel fue prendido, pese a su ocultación en los montes de Ikiniki, en la persecución contra los cristianos del Gobernador Unemidono de Nagasaki.
En la cárcel de Omura, esperando el martirio inminente, escribía: “Denos el Señor mucho de su divino amor porque llevemos su cruz con contento y alegría”. Al cabo de dos años y medio de prisión, el 3 de septiembre de 1632 murió en la hoguera a los 65 años. Sus cenizas fueron arrojadas al mar para que no quedaran reliquias.
La Sagrada Congregación de Ritos declaró a Fray Gabriel de la Magdalena verdadero mártir, por Decreto de 21 de abril de 1668, que confirmó la Santa Sede el 1 de mayo de mismo año. Pio IX le beatificó el 7 de julio de 1867, año que se cumplía el tercer centenario de su nacimiento. Su fiesta se celebra el día 3 de septiembre.
Nació en Tartanedo (Guadalajara) el 18 de agosto de 1560. En su juventud ingresó en la fundación en el Carmelo de San José de Toledo que acababa de fundar Santa Teresa, donde pasó toda su vida entregada a la alabanza divina. Gozó de la confianza de Santa Teresa, que la llamaba “su letradilla” y a quien dejó leer antes que a nadie su manuscrito “Las Moradas“. La estimaba tanto, que escribe una carta recomendando su ingreso a las carmelitas de Toledo, y cuando cae enferma vuelve a escribir diciéndoles: “Miren, hijas mías, lo que hacen, pues si no dan profesión a María de Jesús, yo me la traeré a Ávila, segura de que será más dichoso que todos el convento que la tenga, porque aun cuando sea para estar en la cama toda la vida, la quiero tener en mi casa”. Fundó el monasterio de Carmelitas Descalzas de Cuerva (Toledo). Alcanzó el sublime conocimiento de Cristo Jesús mediante una altísima contemplación de sus misterios, avivada en las celebraciones litúrgicas. Todos acudían a ella para pedirle consejo y la amaban con toda su alma. Murió el 13 de septiembre de 1640. La aprobación de los escritos de la Madre María de Jesús se decretó el 26 junio 1918. El Beato Pablo VI la declaró sierva de Dios en 1972. Fue beatificada por el mismo Papa el 14 de noviembre de 1976. Su fiesta se celebra el día 12 de septiembre.
Nacido en Tortosa (España) el 1 de abril de 1836, trabajó como sacerdote de su propia diócesis en todos los campos apostólicos. El encuentro providencial con un seminarista necesitado, le indujo a optar definitivamente por la formación de los futuros sacerdotes, mediante la creación y dirección de centros especializados y la fundación de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, a la que fue confiada la dirección de numerosos seminarios en España y en otros países, entre ellos el Seminario Diocesano de Toledo en el año 1898. Murió el 25 de enero de 1909 en Tortosa. Fue beatificado el 29 de marzo de 1987 por San Juan Pablo II, quien no dudó en calificarlo “el santo apóstol de las vocaciones sacerdotales”. Su fiesta se celebra el día 30 de enero.
Elvira Moragas Cantarero nació en Lillo (Toledo) el 8 de enero de 1881. Cursó la carrera de farmacia siendo una de las primeras mujeres que alcanzaron este título en España. En 1915 entró en el Carmelo de Santa Ana y San José de Madrid, recibiendo el nombre de María del Sagrario de San Luis Gonzaga. Por su espíritu de oración y su amor a la Eucaristía encarnó perfectamente el ideal contemplativo y eclesial del Carmelo teresiano. Fue priora de su comunidad y sufrió el martirio, gracia ansiada por ella, con la entereza de la fe y el ardor de su amor a Cristo, en la mañana del 15 de agosto de 1936. Fue beatificada por San Juan Pablo II el día 10 de mayo de 1990. Su fiesta se celebra el día 16 de agosto.
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