Mons. Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y Primado de España, se ha dirigido a todos los presentes en la procesión del Corpus Christi que se celebra hoy en la ciudad de Toledo tras la Misa en rito hispano-mozárabe que ha tenido lugar en la Catedral Primada.
La procesión eucarística ha sido presidida por el obispo auxiliar de Toledo, Mons. Ángel Fernández Collado.
Junto al arzobispo Primado, han subido al estrado ubicado en la plaza de Zocodover, lugar desde donde se imparte la bendición con el Santísimo Sacramento, el obispo francés de Agen, Mons. Hubert Herbreteau (cuya ciudad está hermanada con Toledo) y el obispo de Segovia, Mons. César Augusto Franco Martínez quien ha impartido la bendición con el Santísimo Sacramento.
Misterio Eucarístico
El Primado ha querido subrayar el misterio del sacramento de la Eucaristía con las siguientes palabras: “La eucaristía hace surgir en nosotros el asombro; un asombro entreverado de gratitud y de alegría, que nos conduce a la adoración, ante el don completamente desproporcionado del Hijo del eterno Padre, ante el amor inmenso e inexplicable del Señor, que se abaja, lava los pies, entrega su vida en rescate por cada uno de nosotros; además, nos asombra igualmente que exista este memorial eucarístico, la celebración misma de la Eucaristía, pues de esta manera el amor de Jesús y esta obra suya permanece siempre presentes y vivos, contemporáneos para nosotros, hombres y mujeres, hasta el fin de los tiempos.”
Adoración Eucarística y Misericordia
A continuación, Mons. Rodríguez Plaza ha insistido en la necesidad de unir la adoración eucarística con la misericordia: “Si queremos ser sus discípulos la misericordia que se manifiesta en su presencia real, en la luz de sus palabras y de sus gestos, en el ofrecimiento de su compañía, debemos hacerlos nuestros. Al participar nosotros en su vida personal, los que nos decimos sus discípulos no tenemos escapatoria: nuestra vida ha de ser don de sí, donación de nuestra persona, y venir radicalmente al encuentro de miserias y pecados de los demás. En la persona de Jesús se manifiesta la voluntad del Padre como un don entrañable, en el que se ilumina todo lo humano, sus penas, dolores y sus anhelos.”
Amar al estilo de Cristo
El Primado ha interpelado a la perentoria necesidad de los cristianos en amar como lo hizo Cristo: “A los cristianos nos incumbe la responsabilidad de tener la valentía de amar a los demás como lo hizo Cristo; y vivir con justicia las relaciones humanas, pero también la manera de encarar la economía sin olvidar la fraternidad universal. Tal vez tengamos mucho miedo de hacerlo así, porque tememos la pobreza, el desprecio de los que viven de modo mundano, alejados del espíritu del Evangelio.”
Centrarnos en el bien común
Don Braulio ha señalado la actitud de muchos cristianos en la sociedad actual: “Tenemos miedo seguramente de singularizarnos, de que nos miren como a tipos raros, que no están en la realidad de la vida que se mueve en la competencia, en los codazos para conseguir lo nuestro, aunque sea pasando por mentiras, fraudes y tantas cosas que están arruinando la vida pública y la salud de una sociedad sana, que debería estar volcada en el bien común, lejos de los excesos de sistemas sociales que llevan al desamor y a crear intereses particulares y no de todo el pueblo.”
Petición a Jesús Sacramentado
Ha concluido el arzobispo de Toledo su alocución con una petición expresa ante Jesús en la Custodia: “¡Cómo necesitamos, Señor, de tu ejemplo, de tu presencia, de tu manera de descubrir la mentira de nuestra vida tantas veces solo atenta a banalidades que no llenan el corazón, ¡y del afán de tener y de aparentar hasta la cobardía y el desprecio de los más pobres!”
Texto completo de la alocución del arzobispo de Toledo: pinchar aquí.
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