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“Brotó un río de lava, pero despertó el espíritu del amor”. Artículo de Mónica Moreno, presidenta de Cáritas Regional

Archidiócesis de Toledo

Con motivo de la visita del Consejo General de Cáritas Española a la isla de la Palma, una de las participantes, Mónica Moreno Alonso, presidenta de Cáritas de la provincia eclesiástica de Toledo, comparte su experiencia a través del siguiente artículo de opinión.

 

“BROTÓ UN RÍO DE LAVA, PERO DESPERTÓ EL ESPÍRITU DEL AMOR”

Artículo de Mónica Moreno Alonso, presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha

Del 16 al 17 de marzo se celebró en la isla de La Palma de Gran Canaria el Consejo General de Cáritas Española, al que asistí representando a la Cáritas de la Provincia Eclesiástica de Toledo, o como se conoce coloquialmente, a la Cáritas de Castilla-La Mancha, de la que soy presidenta en estos momentos.

La misión de todos los que formamos el Consejo General en La Palma, aparte de tratar diversos temas de interés para la Confederación, era conocer en persona la zona del volcán de “Tajogaite” y ver de primera mano el trabajo que ha realizado y realiza Cáritas Diocesana de Tenerife en su proyecto de la Emergencia Volcánica.

El volcán “Tajogaite” nos mantuvo en vilo millones de personas durante meses y que una vez más unió a entidades, administraciones, parroquias, asociaciones, etc… para ayudar a los miles de damnificados; muchos de ellos hoy en día siguen sin tener solución habitacional digna. Cáritas es hoy una de las entidades que, un año después de la finalización de la erupción, continúan dando respuesta a las necesidades concretas de estas personas para que puedan volver a su vivienda habitual.

Aparte de conocer cómo hay viviendas, comercios y empresas sepultadas bajo una montaña de 60 metros de ceniza o ver como la lava ha creado un nuevo paisaje, los miembros del Consejo General de Cáritas estábamos allí para después, trasladar en nuestras Cáritas la gratitud de los palmeños por la respuesta ciudadana en la emergencia.

Hoy en día son numerosas las familias que sólo reciben la ayuda de Cáritas Diocesana de Tenerife, a través de sus trabajadores y voluntarios, que les está tendiendo la mano, acompañándoles en todo momento. La Iglesia cerca de los más necesitados. Cáritas estaba y está cuando ya nadie está; cuando las administraciones se enredan en protocolos y borradores, diseñando planes que no terminan de aprobarse, y cuando cientos de personas esperan pacientemente que alguien les dé una respuesta rápida para recuperar su vida; no ya sus pertenencias, sino sus vidas.

El obispo acompañante de Cáritas Española, monseñor Jesús Fernández, manifestó en la Eucaristía de Acción de Gracias por la respuesta a la emergencia de Cáritas que “brotó un río de lava, pero despertó el espíritu del amor”. El espíritu del amor que permitió que muchas personas acudieran a la emergencia, que ha sido una de las más importantes de Cáritas Española de los últimos años, pero también ha hecho que millones de personas realicen donativos para ayudar a los damnificados (hoy siguen llegando donativos).

Ahora son muy necesarias esas ayudas, porque la ayuda de las administraciones es muy pequeña y como suele pasar los más vulnerables son los que menos reciben.

Hasta el momento se han producido desde la Cáritas Diocesana más de 3.400 atenciones y son 1.240 las familias y 3.270 las personas (entre ellas 700 menores) las que han recibido algún tipo de ayuda de la entidad, gracias a las aportaciones recibidas en el marco de la Campaña de Emergencia y Solidaridad con la Isla. Y ahí sigue Cáritas Diocesana de Tenerife que recibió 6,8 millones de euros de donaciones, llevando a cabo una gestión responsable y eficaz porque la emergencia será larga.

Cáritas Diocesana de Tenerife ha invertido ya más de 3,1 millones de euros, fundamentalmente en ayudas al alquiler, atención básica y obras de reforma y compra de mobiliario a familias damnificadas de la erupción y en situación de vulnerabilidad. También, según nos contaron en un encuentro con trabajadores sociales y voluntarios, se siguen concediendo ayudas de emergencia (entre ellas, gastos médicos, pagos de suministros, etc), y se habilitaron y acondicionaron espacios parroquiales en varios municipios de la isla, realizando reformas de albañilería, pintura, equipamiento, mobiliario, etc.

A la vuelta de este intenso pero impresionante viaje cumplo el mandato que nos hicieron los palmeños de dar las gracias a todas las personas, entidades, asociaciones, parroquias, etc… que a través de Cáritas se volcaron en la emergencia volcánica, porque una vez más se demuestra que en la acción solidaria Dios existe. Gracias por vuestra colaboración.

 

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