Ayer, 22 de octubre, falleció en siniestro laboral un hombre de 35 años en una empresa de elaboración de piensos animales ubicada en la toledana localidad de Villaseca de la Sagra. Lamentablemente los esfuerzos de los servicios sanitarios han sido inútiles. El Padre bueno, Dios de la misericordia lo reciba en su casa.
Desde la Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo, deseamos expresar nuestro más sentido pésame y solidaridad a la familia, amigos y compañeros del trabajador fallecido. Nos duele profundamente este trágico suceso que vuelve a poner de manifiesto la alarmante cifra de muertes en el entorno laboral.
La pérdida de este trabajador nos obliga a reflexionar sobre una sociedad que, lamentablemente, no ha logrado garantizar el derecho fundamental a la vida desde su origen hasta su fin natural, incluidos los lugares de trabajo. Es imprescindible adoptar y promover una cultura de la vida, de todas las vidas y de toda la vida, como nos enseñó san Juan Pablo II en “Evangelium Vitae”, reconociendo su valor sagrado y el compromiso por crear condiciones que la protejan en el entorno laboral. Un empleo que no vela por el bienestar de los trabajadores no puede considerarse como un trabajo digno.
Hacemos un llamamiento para que ninguno permanezcamos indiferente ante el dolor y la esperanza de nuestros hermanos del mundo del trabajo y hagamos nuestras las palabras del Papa Francisco: “El trabajo es para la vida. Ni una muerte más”.
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