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D. Juan Luis Gómez: “El hospital es una gran escuela de la vida”

JuanF Pacheco

La Iglesia celebra hoy, festividad de Ntra. Sra. de Lourdes, la Jornada Mundial del Enfermo. Con este motivo, la parroquia de san Juan Bautista, de Fuensalida acoge la celebración de esta Jornada, que contará con la presencia del director del secretariado diocesano de Pastoral de la Salud, D. Juan Luis Gómez de la Torre.

Este sacerdote, nacido en Yepes en 1975, recibió la ordenación sacerdotal en julio de 2007. En su trayectoria pastoral cuenta con la experiencia de haber sido formador del Seminario Menor “Sto. Tomás de Villanueva”. Tras haber ejercido como director del secretariado de la Tercera Edad, a la par que comenzaba su pastoral en el Hospital “Virgen de la Salud” de Toledo, ahora ostenta la dirección del secretariado diocesano de Pastoral de la Salud, función que compagina junto a su actual capellanía, la del Hospital Nacional de Parapléjicos.

Desde su despacho, como capellán, responde a las siguientes preguntas.

 

.- Pregunta: ¿Cómo está viviendo y sintiendo esta nueva responsabilidad de dirigir la pastoral diocesana de la Salud?

.- Respuesta: (Risas) Pues como diría el apóstol San Pablo con temor y temblor. Es una tarea que abarca muchos campos dentro de la salud. No solo los enfermos, a los que atendemos y cuidamos espiritualmente los capellanes desde los hospitales en los que servimos, sino que también se extiende a los sanitarios a los que hay que acompañar en su vida de fe. Es una responsabilidad muy grande que intento hacer lo mejor posible contando con mis limitaciones.

Pero no estoy solo en esta tarea. Hay un grupo de personas que colaboran en esta pastoral y, entre todos,  llevamos a cabo las distintas tareas que organizamos desde este secretariado diocesano.

 

.- P:  ¿Qué ha aprendido durante sus años de servicio pastoral en el hospital?

.- R: Lo que he aprendido en estos, casi cuatro, años que llevo de servicio en el hospital ha sido valorar mucho más a las personas más cercanas y queridas. Porque en cualquier momento puede cambiar nuestra situación familiar y personal por una enfermedad, por un accidente, por un infarto, etc. Somos finitos, es decir, tenemos un final y eso me ayuda a vivir cada momento con intensidad porque nos puede cambiar la vida cuando menos pensamos. Además de vivir cada día preparado porque, como dice el Evangelio, no sabemos el día ni la hora en que vendrá el Esposo.

 

D. Juan Luis, durante un día de trabajo en el Hospital

 

.- P: ¿Qué le ha enseñado, durante estos años, el trato con los enfermos?

.- R: El trato con los enfermos me acerca, como dice el Papa Francisco, a la carne sufriente de Cristo. Ver a Cristo en el hermano que sufre y, como el buen samaritano, atenderle en todas sus necesidades.

Hay pacientes que están solos y cuando vas a visitarles son muy agradecidos porque les hace mucho bien hablar con alguien y compartir lo que llevan dentro; eso les alivia mucho.

Muchos enfermos llevan la enfermedad de modo ejemplar y esa es la enseñanza que me llevo. Como, a pesar de los dolores fuertes que a tienen y los sufrimientos que están pasando, no pierden la sonrisa, el buen humor y las ganas de vivir. El hospital es una gran escuela de la vida.

 

.- P: ¿Se pierde la esperanza y la fe en los hospitales? ¿Cómo es el día a día en la vida de los enfermos hospitalizados?

Con respecto a la primera pregunta yo no diría que se pierden la fe y la esperanza; sí que en ocasiones se debilita o queda mermada por la situación que están viviendo. Esto es algo que nos puede pasar a cualquiera, porque hay momentos o circunstancias en nuestra vida en los que la fe y la esperanza parecen desaparecer. Creo que es algo normal, pero no llega a perderse porque, como dicen muchos enfermos, la esperanza es lo último que se pierde. De hecho, tanto la fe como la esperanza es lo que sostiene al enfermo y a su familia a seguir adelante durante el proceso de la enfermedad.

En cuanto a la segunda pregunta, en mi hospital se da lo que he dicho anteriormente. Al Hospital Nacional de Parapléjicos, llegan pacientes cuya vida ha cambiado radicalmente, en nada de tiempo. El paciente, como el enfermo que padece cualquier otra patología, pasa por un proceso duro hasta que llega a la aceptación. Durante ese proceso, sucede lo que decía más arriba, que la fe y la esperanza pasan también por las mismas etapas que el paciente hasta que, emocional, psicológica y espiritualmente se estabiliza, cuando acepta su lesión o su enfermedad.

.- P: ¿Cuál es su mensaje para los enfermos, con motivo de esta Jornada?

.- R: Yo invitaría a los enfermos a celebrar esta Jornada de dos maneras.

Una, recibiendo el Sacramento de la Unción. Porque este Sacramento fortalece tanto corporal como espiritualmente al enfermo durante la enfermedad. No es un Sacramento que te administran cuando estás en los últimos momentos de la vida. Si este Sacramento se vincula al momento de la muerte, es porque se espera hasta ese momento para recibirlo. La Unción es para vivir la enfermedad con la fuerza y la gracia que el Señor concede al enfermo por medio del Sacramento y, si es voluntad del Señor, también la curación.

Y la otra manera de celebrar esta Jornada es pidiendo al enfermo que ofrezca sus dolores y sufrimientos por sus intenciones. Porque no podemos llegar a imaginar el fruto que el Señor puede sacar de esa oración que nosotros elevamos a Dios en la enfermedad.

 

.- P: ¿Y su mensaje para las familias de los enfermos y los que se dedican al cuidado de ellos?

.- R: Les diría lo que dice el Papa en su mensaje con motivo de esta Jornada del enfermo: que sean testigos de la caridad de Dios, que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre. Porque cuando una persona experimenta en su propia carne la fragilidad y el sufrimiento a causa de la enfermedad, también su corazón se entristece, el miedo crece, los interrogantes se multiplican, hallar respuesta a la pregunta sobre el sentido de todo lo que sucede es cada vez más urgente.

Y son estos testigos de la caridad de Dios los que pueden ayudar a los enfermos a encontrar el sentido de lo que les sucede con su cariño, cercanía, paciencia y cuidados.

 

.- P: Por último, ¿lo más importante a subrayar de esta Jornada Mundial del Enfermo?

.- R: También el Papa nos da la respuesta en su mensaje: esta Jornada puede ayudarnos a crecer en el servicio y en la cercanía a las personas enfermas y a sus familias. Los enfermos necesitan ser cuidados, pero las familias también necesitan ser cuidadas, para poder seguir cuidando y esta Jornada nos debe ayudar a caer en la cuenta de esto.

 

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