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“Cada día me siento más cercano a vosotros en esta Iglesia de Toledo”

El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, cumplía ayer 30 años como obispo.

El Primado, durante la mañana del día 20 de diciembre, acompañaba a los sacerdotes de la Vicaría Episcopal de Talavera de la Reina, con motivo del encuentro previo a la Navidad, quienes agasajaron al Arzobispo con un regalo muy talaverano: unas placas cerámicas réplicas de las que se encuentran en la Basílica de Ntra. Sra. del Prado de la ciudad de la Cerámica.

Por la tarde, Don Braulio celebraba una Misa de Acción de Gracias en la Catedral Primada, acompañado del Obispo Auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado y el Obispo Emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro. También concelebraban el Cabildo Primado y los Formadores de los Seminarios Diocesanos, además de un nutrido grupo de sacerdotes de la archidiócesis.

 

Agradecimiento y Ánimo

Don Braulio comenzaba su homilía con palabras de agradecimiento y ánimo para los presentes: “Me gustaría animar vuestra fe y exhortaros a vivir vuestra preciosa vocación, la que a cada uno le ha dado Dios y Jesucristo ha mostrado por medio de su Espíritu, pero subrayando con fuerza que esa vivencia la hagamos en la comunión de la Santa Iglesia, en la que Cristo nos ha salvado en esperanza.”

 

El Don del Episcopado atañe a los miembros del Cuerpo de Cristo

Señalaba, el Sr. Arzobispo, lo siguiente: “Aunque esto, por gracia de Dios, es común a todos, sin embargo, es también digno y saludable que os alegréis del día de mi ordenación episcopal como de un don que os atañe también a vosotros; para que sea celebrado de este modo en todo el cuerpo de la Iglesia el único sacramento del pontificado, cuya unción consecratoria se derrama ciertamente con más profusión en la cabeza, pero desciende también con abundancia hasta todos los miembros del Cuerpo de Cristo.”

 

“Cada día me siento más cercano a vosotros”

Mons. Rodríguez Plaza tuvo palabras de cercanía y cariño para el Pueblo de Dios encomendado: “Cada día me siento más cercano a vosotros, hermanos, en esta Iglesia de Toledo, aún en medio de mi pobreza y limitaciones para tarea tan grande. Y lleva casi todo mi tiempo evangelizar y reflexionar cómo se puede evangelizar mejor, procurando conseguir condiciones mejores para que Cristo sea conocido, aceptado y amado y que sepamos transmitir la fe que nos entregaron nuestros mayores a las nuevas generaciones, que tienen dificultades añadidas para creer en la sociedad actual.

 

Palabras de Benedicto XVI

El Sr. Arzobispo citaba al Papa emérito de la siguiente manera: “En este momento del aniversario de mi ordenación episcopal, el trigésimo, mucha paz, me han dado unas palabras de Benedicto XVI. Es un resumen de un discurso más largo, que el Papa Ratzinger dirigió a un grupo de obispos polacos en visita “ad limina Apostolorum”. Me parecen muy certeras y aplicables a este momento:
El secreto de la nueva evangelización está en la colaboración entre obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Con su manera de vivir, el obispo muestra que el modelo de Cristo no está superado. Una diócesis refleja el modo de ser de su obispo. Sus virtudes –castidad, pobreza, oración, sencillez, finura de conciencia- se graban en el corazón de los sacerdotes. Éstos, a su vez, transmiten estos valores a sus fieles, y así los jóvenes se sienten atraídos a responder generosamente a la llamada de Cristo. Es importante prestar particular atención a la calidad de la formación del Seminario y tener presente, no sólo la preparación intelectual, sino también la espiritual y emotiva. Cuando es necesaria una advertencia, no debe faltar el amor paterno.
El obispo también debe orientar a los religiosos a integrarse en el programa diocesano de evangelización, en colaboración con los sacerdotes y con las comunidades de laicos. Éstos tienen una tarea insustituible, pues se desarrolla en la vida cotidiana, en ámbitos en los que el sacerdote llega con dificultad. La participación en la vida pública es tarea específica del laicado. Todos y cada uno tienen el derecho y el deber de participar en la vida de la “polis”. La Iglesia no se identifica con ningún partido, ni con un sistema político. Recordaba entonces el Papa Benedicto que los laicos comprometidos en la vida política tienen que dar un testimonio valiente y visible de los valores cristianos, que deben ser afirmados, y defendidos si son amenazados. Los laicos deben hacer esta labor públicamente, ya sea en los debates de carácter político, como en los medios de comunicación. Para que la acción política sea eficaz, debe tener tres condiciones: el amor por la verdad, el espíritu de servicio y la solidaridad en el compromiso a favor del bien común (cf. Discurso de Benedicto XVI a un grupo de obispos polacos en visita “ad limina Apostolorum”, el 3.12.2005).”

Para acceder al texto completo de la homilía: pinchar aquí.

Galería fotográfica: Gentileza de Seminario Mayor “San Ildefonso”

 

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