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Don Braulio: “Creo en la igualdad entre el sexo femenino y el sexo masculino”

La carta dominical del Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, va dedicada, esta semana, a abordar el tema de la igualdad de género. Don Braulio comienza su escrito con una frase taxativa: “No creo en la igualdad de género. Creo en la igualdad entre el sexo femenino y el sexo masculino, esto es, entre los seres humanos. Creo, pues, en la igualdad de sexos.”

 

Existe diferencia entre el sexo masculino y el sexo femenino

El Primado expone las razones para argumentar su posición ante la ideología de género: “Porque, aunque no existe ninguna diferencia en cuanto a la dignidad y a los derechos fundamentales entre hombre y mujer, hay diferencia entre sexo masculino y el sexo femenino. Lo cual no me impide ver la igualdad radical entre las dos partes que constituyen la humanidad: la mujer y el hombre. Hay diferencia entre los sexos, aunque éstos son complementarios, y las diferencias entre hombre y mujer no se deben simplemente a una cuestión de género, cultura, educación o mala educación, o asignación de roles. Pero no me escandalizo porque niños y niñas, por ejemplo, jueguen a juegos que no sé por qué tiene que ser de niños o de niñas.”

 

Acuerdo básico sobre antropología humana

Igualmente, Mons. Rodríguez Plaza manifiesta un deseo respecto a este tema que requiere de antropología humana: “¿Podrá haber, dentro de la libertad de pensamiento, algún acuerdo básico sobre la antropología humana? Lo desearía. ¿Cómo no pensar que hay exigencias éticas fundamentales e irrenunciables para el ser humano? Si no fuera así, estaríamos ante el pensamiento único que la cultura imperante en Europa, sin ir más lejos, impone como un martillo pilón y, además, sin aclarar conceptos y confundiendo las cosas con cierta simpleza, pensando, por ejemplo, que la ideología de género soluciona todo.”

 

Complementariedad y no enfrentamiento

Don Braulio es explícito en su reflexión dominical e invita a profundizar en este tema de la siguiente manera: “Tiene que haber por ello exigencias éticas fundamentales e irrenunciables, que concierne al bien integral de la persona. Una de estas exigencias éticas fundamentales es la complementariedad entre los dos sexos y no el enfrentamiento ni el empoderamiento de un sexo o del otro.”

 

Para acceder al texto íntegro del escrito dominical: pinchar aquí.

 

 

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