Mons. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo y Primado de España, ha presidido en la catedral la Santa Misa Crismal durante la mañana de hoy, 27 de marzo. Con él concelebraba el obispo auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado, el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro y alrededor de 250 sacerdotes del presbiterio diocesano.
Durante la solemne celebración eucaristía ha bendecido el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos, también ha consagrado el Santo Crisma.
Durante el transcurso de la Misa, los sacerdotes concelebrantes han renovado, ante el obispo, las promesas que hicieron el día de su ordenación sacerdotal.
Jesús, único Salvador
El arzobispo comenzaba su homilía señalando el colorido sacerdotal que tiene la Misa Crismal. Indicaba que “al mundo contemporáneo le cuesta proclamar a Jesús como único salvador”. Esto se debe al individualismo, “se prefiere una salvación meramente interior que hace que no se entienda el significado de la Encarnación del Verbo, que asumió nuestra carne y nuestra historia” según ha subrayado el Primado.
La Semana Santa: no sólo vacaciones
Es preocupante, decía el arzobispo, el olvido de Dios Creador y Salvador. Don Braulio ve preciso “exhortar a los católicos para que eviten pasar la Semana Santa sólo como días de vacaciones (…) Esto es un reto para nosotros sacerdotes y nuestras comunidades cristianas” según ha indicado el arzobispo.
Palabras del arzobispo para los sacerdotes
Mons. Rodríguez Plaza hacía varias observaciones a los sacerdotes según su edad. De los más jóvenes señalaba que “el inicio del ministerio nace bien pero que luego se enfría, las ilusiones se apagan”. El Primado les ha invitado a buscar el propio estilo sacerdotal: “el sacerdocio es una vocación, no una simple imitación exterior de Jesucristo sin más. Tu sacerdocio es único” ha remachado el arzobispo.
Dirigiéndose a los de mediana edad, les ha exhortado: “Habéis perdido la espontaneidad de los primeros años. Es momento de crecer, de la verdadera fecundidad”.
En cuanto a los sacerdotes que ya han celebrado sus bodas de plata y se encaminan hacia las bodas de oro sacerdotales les ha indicado: “el horizonte no debe ser la jubilación, sino la madurez (…) hacer lo que se pueda hacer, con esperanza”. El Primado ha incidido en la capacidad de ayuda y experiencia de los sacerdotes más veteranos para los más noveles: “Es tiempo de la sonrisa, de escuchar, de atender al sacramento de la reconciliación, de ayudar a los sacerdotes más jóvenes”.
Pedir por los sacerdotes
Al final de su homilía, Don Braulio, ha pedido a los laicos y a la vida consagrada que oren por los sacerdotes: “rezad mucho por nosotros, hermanos consagrados, queridos laicos. Nosotros rezamos por vosotros, pues sois nuestra razón de se ser sacerdotes”.
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