Esta mañana ha tenido lugar la celebración solemne de las Sagradas Órdenes en la Catedral Primada que ha sido presidida por el Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza. Junto a él han concelebrado el obispo auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado y el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro, además del Cabildo Primado y un nutrido grupo de sacerdotes.
Han sido un total de 7 seminaristas los que han recibido el sagrado orden del presbiterado mientras que otros 10 han sido ordenados diáconos.
Mons. Rodríguez Plaza se ha dirigido a los ordenandos con las siguientes palabras: “El sacerdote tiene que ser una persona que conozca a Jesús desde dentro, que se haya encontrado con Él y que haya aprendido a amarlo; hay que ser, pues, un hombre de “oración”, un hombre “de espíritu”. Sin una fuerte consistencia espiritual no puede perseverar a la larga en su ministerio.”
No se trata de tener éxito
El Primado ha subrayado la importancia de trabajar en Cristo: “Tened claro que, desde el momento de la ordenación, de Cristo tenéis que aprender que en vuestra vida no se trata de autorealizaros ni de tener éxito. Que hay que aprender desde ya mismo que no construimos para nosotros una vida interesante o grata al ser ordenados; que no creáis para vosotros una comunidad de devotos o seguidores de vuestras personas, sino que trabajáis en favor de la vida en Cristo para los demás, y que esto es lo que verdaderamente importa.”
El sacerdote ayuda a que otros encuentren libertad y alegría
Don Braulio ha subrayado el aspecto del servicio ministerial: “No se puede dudar entre nosotros de si hacemos o no los sacerdotes un bien a los hombres llevándolos a la fe; que no estamos para hacerlos la vida más difícil, sino para que encuentren la libertad y la alegría; que no es mejor dejarlos a la buena conciencia de su ausencia de fe, que les llevaría así a un más fácil vivir. Sólo esa alegría de conocer y amar a Cristo puede también proporcionar alegría en el servicio ministerial y hacerlo fructificar.”
Palabras a los diáconos
El Arzobispo se ha dirigido a los que recibían el diaconado de la siguietne manera: “Queridos diáconos: La grandeza del ministerio diaconal, que en seguida recibiréis, consiste en la misión de hacer presente al diácono Jesucristo en el tiempo de la Iglesia. Y hacer presente al diácono Jesucristo quiere decir representar y hacer real en la Iglesia el mandato de su amor.”
Sacerdocio y Eucaristía
Don Braulio ha querido subrayar el aspecto de la celebración eucarística como algo ineludible en la vida del sacerdote: “Queridos presbíteros: El sacerdote está ahí para celebrar la Eucaristía, para celebrar la fiesta de Dios entre los hombres, para ser el que invita al banquete de Dios para su disfrute en este mundo. Pero la formulación es importante. No se dice: ¿“Estáis dispuestos a hacer esto o a actuar de esta manera? Sino que dice: “¿Estáis dispuestos a ser ofrenda con Cristo?” No se exige el hacer, sino el ser.”
Para acceder al texto completo de la homilía: pinchar aquí.
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