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Don Braulio a los nuevos sacerdotes y nuevo diácono: “¡Sed testigos de la fe, dispuestos a servir a la Verdad!”

El arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, ha presidido la Misa del III Domingo de Adviento en la Catedral Primada el pasado domingo, 17 de diciembre. En el transcurso de la ceremonia ha conferido las Sagradas Órdenes a tres jóvenes: dos de ellos han sido ordenados sacerdotes y uno ha recibido el orden del diaconado.

Junto con el Primado han concelebrado el Obispo Auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado y el Obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro. También concelebraban los equipos de sacerdotes de los Seminarios Diocesanos.

Mons. Rodríguez Plaza comenzaba su homilía haciendo referencia a la liturgia del Domingo de Gaudete: “La alegría es la señal de que la naturaleza ha alcanzado su objetivo y todo se ilumina a la luz de Dios. Esta, creo yo, es la alegría que tienen estos hermanos cuando está tan cerca su ordenación. Es la alegría de sus padres, su familia, sus parroquias. Es la alegría de la Iglesia, porque ellos, siguiendo la llamada de Cristo, han sido fieles a esa vocación. Es la constatación de que se puede responder a Dios, a Jesucristo, también hoy, cuando parece que no son tiempos de vida para ser sacerdotes, consagrarse a Cristo en su Iglesia.”

 

La Luz es Cristo

El Primado hacía referencia a Cristo como la luz que ilumina a la sociedad y el testimonio de los cristianos y se dirigía a los que recibían la Sagrada Ordenación con las siguientes palabras: “Lo importante para vosotros, queridos ordenandos, es que sepáis ser testigos de la fe, dispuestos a servir a la verdad. Comprobaréis que, en el fondo, los hombres y mujeres, en tantas situaciones complicadas en su interior, son en realidad incapaces de resistir a la verdad de Cristo, el atractivo tremendo de Cristo en Dios. Tú debes saber que el ser humano se comprende a sí mismo en realidad sólo a la luz de la fe y en ella comprende el mundo y el sentido de su vida.”

 

Pastores para la Iglesia Universal

Don Braulio proseguía dando pautas y consejos a los nuevos sacerdotes y al nuevo diácono: “No se te ocurra ser sacerdote o diácono solo para ti o tu familia, o tu parroquia, o tu Diócesis. La medida es la Iglesia Universal desde una Iglesia particular. El Señor te llama de modo especial a su obra de salvación; tú mostrarás tu luz, la que Dios te ha dado, pero muestra sobre todo la luz, que es Cristo. No te pongas en el centro, que el centro es Cristo. Ponte en manos del Señor, para emprender seguro el ministerio que te confía la Iglesia. Él te entrega su Espíritu, para que en ese Espíritu encuentres apoyo. Es camino seguro.”

 

Para leer la homilía completa: pinchar aquí.

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