La Catedral de Toledo ha acogido la solemne Misa Crismal, presidida por el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien ha estado acompañado por el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza y por Mons. Alejandro Arellano Cedillo, decano del Tribunal de la Rota Romana; además del obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Francisco César García Magán. También han participado los obispos eméritos de Segovia y Albacete, Mons. Ángel Rubio Castro y Mons. Ángel Fernández Collado, respectivamente.
Un numeroso grupo de sacerdotes, junto con los seminaristas de los centros de formación sacerdotal de la Archidiócesis se han unido a este momento, de la Semana Santa, eminentemente sacerdotal.
Al comienzo de la homilía, el Arzobispo recordaba y pedía por todos los sacerdotes del presbiterio diocesano que se encuentran enfermos, además del arzobispo emérito, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, por quien ha pedido “su pronta recuperación”.
Solemne Misa Crismal. El clero renueva las promesas de su ordenación sacerdotal. Bendición de los óleos y consagración del crisma, que serán utilizados en la celebración del Bautismo, Confirmación, Ordenación Sacerdotal y Episcopal, Dedicación de las Iglesias y Unción de Enfermos pic.twitter.com/fZbl1z4hNN
— ✙ Francisco Cerro Chaves Arzobispo de Toledo. (@Obispofcerro) April 15, 2025
Tres claves para la vida sacerdotal
Mons. Cerro ha utilizado en su homilía tres claves tomadas del magisterio del papa san Pablo VI y “que no pueden faltar en un sacerdote“.
La primera claves es que el sacerdote “es hombre del Cenáculo (…) porque es el lugar donde tenemos los cuatro grandes regalos del corazón de Cristo: el sacerdocio, la Eucaristía, el amor fraterno y el hombre que (…) se pone a los pies de la humanidad y le lava los pies”.
En este sentido el Primado ha exhortado: “En el lavatorio de los pies es Dios quien se pone de rodillas a los pies de la humanidad; por eso no puede haber sustantivamente un sacerdocio que no entre en el Cenáculo“.
En segundo lugar, don Francisco ha afirmado: “El sacerdote es el hombre esencialmente de la cruz; es el hombre del calvario del Viernes Santo porque la cruz es el <te quiero> de Dios a la humanidad y la cruz aparece cuando el sacerdote se identifica con Cristo“.
Por último, ha recordado que “el sacerdote es el pastor que sale a evangelizar, que sale por los caminos y que es pastor”. Parafraseando al Papa Francisco ha insistido: “Pastores, como nos dice el Papa, que salen a buscar a las ovejas“.
“El sacerdote vive con el convencimiento de que sus cruces y sus sufrimientos los vive con el Corazón de María” ha abundado Mons. Cerro al concluir su homilía de este Martes Santo, en la celebración de la Misa Crismal.
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