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El Arzobispo de Toledo ha presidido la fiesta Cristo del Consuelo en La Villa de D. Fadrique

Archidiócesis de Toledo

La Villa de don Fadrique celebraba, el pasado 11 de septiembre, sus fiestas patronales en honor del Santísimo Cristo del Consuelo. La celebración vino precedida del novenario en el cual, cada noche, los fadriqueños se daban cita para prepararse con la predicación de los sacerdotes, hijos del pueblo, que este año tuvieron un protagonismo especial.

La tarde del pasado 10 de septiembre, según la costumbre, la Corporación Municipal y la Mayordomía asistieron al tradicional “saluda al Santísimo Cristo” en el cual también tomó la palabra junto con el alcalde de la localidad, el presidente de la Mayordomía del Stmo. Cristo del Consuelo y el párroco, D. Juan José Espinosa, recordando en su salutación los tres clavos de Cristo Crucificado llamándolos “el clavo del amor, el clavo del perdón y el clavo de la paz”. Esa misma noche se desarrollaba el tradicional “Miserere”, una pieza ancestral interpretada por el coro parroquial, con el que la localidad inauguraba sus fiestas.

 

11 de septiembre: fiesta del patrono de La Villa de don Fadrique

El día principal, el 11 de septiembre, la parroquia acogía varias celebraciones de la Eucaristía. Mons. Francisco Cerro, arzobispo de Toledo, presidía la función principal, acompañado por el vicario episcopal de La Mancha, D. Luis Lucendo, el párroco de la localidad y varios sacerdotes oriundos del pueblo.

En su homilía, don Francisco hizo referencia “al Consuelo que el Cristo dispensa cada día sobre los hijos de este pueblo, siendo el bálsamo al que recurren en los momentos más difíciles del año”.

También aludió al Año Jubilar del Milagro, que celebra este pueblo concedido por la Santa Sede, reflexionando en sus palabras sobre “los milagros que cada día el Cristo del Consuelo realiza desde su presencia y entrega en la cruz”.

A la Eucaristía, que solemnizó el Coro Parroquial asistieron las autoridades locales y reinas de las fiestas, que hicieron sus ofrendas junto con los miembros de la Mayordomía del Cristo. Terminada la celebración el Arzobispo de Toledo impuso las medallas de la hermandad a los nuevos cofrades, emplazando a todos a vivir este año como “un torrente de gracia que brota del corazón del Cristo” y que tendrá su culmen en la celebración del Centenario del Milagro de la lluvia de 1925, el próximo 17 de mayo, día en el que concluirá el Año Jubilar.

 

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