Don Braulio invita a reflexionar en su escrito dominical acerca de la situación social que nos rodea: “Las dificultades de nuestro tiempo son evidentes y ciertamente no podemos esconderlas; por ejemplo, la incertidumbre, sobre todo en los jóvenes, que domina el panorama socio-político de España y de Europa. Los conocemos todos, además de los que venimos arrastrando desde hace décadas: persecuciones de cristianos y de otros hombres de otras religiones en Medio Oriente, en África; la persistente situación de injusticia que sufren los países del sur del planeta: la miseria hasta hacer morir a tantos y un largo etcétera.”
El Primado lanza una pregunta sobre la tesitura actual: “¿Cómo no ver que, sin una acción decidida y responsable a nivel ético y antropológico, ni siguiera el mercado mejor estructurado y garantizado resolverá los problemas?”
Fragmentación social existente
Don Braulio también aborda la fragmentación social existente: “Nuestros estilos de vida, por otro lado, son muy diferentes y distintos. Y hemos de aceptarlo. Pero, al vivir fragmentados en una infinidad de informaciones, conocimiento y saberes, nos olvidamos con frecuencia de los demás, como si no existiesen, incapaces de establecer relaciones entre pasado y futuro y entre aquellos que son diferentes entre sí. Así las cosas, ¡cuánto nos cuesta interpretar de modo unitario la realidad que somos y que vivimos! ¿El bien común? Nadie hace caso de él, ni de lo que nos une. Sí de lo que nos separa.”
Preguntas vitales
El arzobispo de Toledo interpela a pensar y a realizarnos preguntas vitales: “¿Tenemos que resignarnos a esta situación? No puede ser. El problema del sentido de la vida no está resuelto y es necesario solucionarlo. Fíjense en lo que dice Jesús: “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? (Mc 8, 36). He aquí de nuevo el problema del sentido de la vida en su forma más noble, la forma del don: ¿a quién estoy donando mi vida? Una buena pregunta para jóvenes, porque ellos, si no donan la vida saliendo de sí mismo, el tiempo se las roba.”
La fe como guía para la vida
Concluye Mons. Rodríguez Plaza: “De ahí tanto despiste y tanta vida vacía en tantos jóvenes sin futuro. ¿Puede decir algo nuestra fe en este horizonte? Estoy seguro.”
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