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La noche del pasado 22 al 23 de junio la localidad toledana de La Villa de don Fadrique acogía, en su templo parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, la tradicional Vigilia Diocesana de Espigas de la Adoración Nocturna Española.
Este hecho se hizo coincidir con la celebración del 75 aniversario de la fundación de la Sección Adoradora de esta localidad que comenzó su andadura de mano de un grupo de vecinos en 1949.

La celebración comenzaba en la ermita de Santa Ana, centro espiritual de uno de los barrios mas numerosos de la localidad, desde donde comenzó la procesión de banderas hasta la iglesia parroquial.

Llegadas todas las secciones al templo, se hizo recibimiento del Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro, que presidió las Vísperas y la Misa, en la cual animó a los participantes a “mirar a Cristo Eucaristía cuando la noche se acerca a la vida o las olas parecen hacer perecer la barca”.

Junto con el Arzobispo, concelebraron el párroco, D. Juan José Espinosa y los sacerdotes de Lillo, Fuensalida y Villanueva de Alcardete. La representación del Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna en pleno estuvo presidida por Juan Ramón Pulido, presidente diocesano, así como la participación del consejo parroquial y las autoridades locales que quisieron acompañar en esta solemne celebración.

Participaron 16 secciones de diferentes parroquias de la Archidiócesis, además de la de localidad ciudadrealeña de Herencia, quienes acudían con sus banderas.

 

75 aniversario en el contexto del Año Jubilar

Una vez terminada la Misa, daba comienzo iniciar la Procesión del Santísimo Sacramento hasta el llamado “Pozo del Milagro”, un lugar especial para La Villa de Don Fadrique, que está celebrando un año jubilar con motivo del centenario del Milagro de la Lluvia del Santísimo Cristo del Consuelo.

Tras la procesión eucarística y la bendición de campos, los participantes volvían al templo parroquial para empezar los turnos de vela que finalizaban a las tres de la madrugada, momento en que el párroco presidía el rezo de Laudes, para, finalmente, dar la bendición con el Santísimo Sacramento.

El párroco agradece la colaboración de todos los que ayudaron a solemnizar la celebración: “a todos los fadriqueños que se volcaron en el adorno de las calles, así como del coro parroquial, que en todo momento interpretó los canticos de adoración al Santísimo, además de todos los participantes”.

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