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Los arzobispos de Toledo y México han firmado el hermanamiento de los Santuarios de Guadalupe

Archidiócesis de Toledo

La basílica del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe ha acogido, esta mañana, la ceremonia de hermanamiento del santuario de la Morenita de las Villuercas con el santuario mexicano de Ntra. Sra. de Guadalupe de México.

La ceremonia litúrgica ha sido presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien ha estado acompañado por el Arzobispo Primado de México, Cardenal don Carlos Aguiar.

Junto a ellos, han concelebrado el arzobispo de Mérida-Badajoz, Mons. Celso Morga y el arzobispo emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez. Igualmente han estado presentes los obispos de Coria-Cáceres, Mons. Jesús Pulido; el obispo de Plasencia, Mons. Ernesto J. Brotóns; el obispo auxiliar de Toledo, Mons. Francisco César García; y los obispos eméritos de Albacete y Segovia, Mons. Ciriaco Benavente y Mons. Ángel Rubio, respectivamente. También la comunidad franciscana del Real Monasterio y un nutrido grupo de sacerdotes de las diócesis extremeñas y de la archidiócesis de Toledo han participado en esta solemne Misa.

Al finalizar la Eucaristía, los arzobispos primados de España y México han firmado el documento de hermanamiento de ambos santuarios y se han regalado mutuamente una imagen de la Virgen de Guadalupe. Mons. Cerro ha donado a Mons. Aguiar una talla de la Morenita de las Villuercas, mientras que el Primado de México ha regalado al Arzobispo de Toledo un lienzo de la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe, con las mismas medidas de la imagen que se custodia en la basílica mexicana del Cerro del Tepeyac.

Antes de la firma conjunta del documento de hermanamiento, Mons. Francisco César García Magán, obispo auxiliar de la archidiócesis de Toledo, ha dado lectura al mensaje del Papa Francisco con motivo de este evento tan singular para los devotos de Ntra. Sra. de Guadalupe.

 

Mensaje del Papa Francisco con motivo del hermanamiento

El Santo Padre, en su mensaje dirigido a Mons. Francisco Cerro, con motivo del hermanamiento de ambos santuarios, subraya que “María, nuestra Madre, es siempre para su Pueblo vínculo de comunión. Tanto la Escritura como la tradición apostólica nos la muestran convocando a los apóstoles y a la comunidad en torno a Ella, en un clima de oración”.

Igualmente, el Papa ha solicitado al Primado de España que haga extensivo su mensaje al Primado de México y “a todos los Obispos, sacerdotes, consagrados y fieles que han querido ponerse en este día a los pies de la Santísima Virgen, como un único Pueblo santo de Dios”.

El Pontífice se refiere a la advocación de la Patrona de Extremadura como “una advocación milenaria que ya en su raíz etimológica nos habla de mestizaje, de encuentro con Dios y con los hombres. Mestizaje porque los estudiosos no se logran poner de acuerdo si debemos leer el título “Guadalupe” en árabe, en latín o en náhuatl”. En este sentido, el Papa ha abundado: “es curioso que lo que podría plantearse como un conflicto pueda en realidad leerse como un guiño del Espíritu Santo que hace escuchar su mensaje de amor a cada uno en su lengua”.

“Así, en árabe –subraya el Pontífice- la palabra podría sonar ‘río oculto’, como lo estaba esa fuente de agua viva que Jesús promete a la Samaritana, esa fuerza de la gracia que, incluso en tiempos de rechazo e incomprensión, mantiene viva a la Iglesia (cf. Jn 4,10). Como pastores, esta alusión debe ser para nosotros un acicate, buscar siempre en el otro ese río oculto de gracia, ese Amor de Dios que lo hace un tesoro inestimable”.

Seguidamente, Francisco ha hecho referencia al significado al significado en lengua latina: “río de lobos”. En este sentido, ha indicado: “como a san Francisco, en su famoso encuentro con el lobo, otra vez la Virgen María nos interpela para ser fermento de comunión y reconciliación entre Dios y los hombres, alentando a tantos fieles que se acercan al santuario con este fin”.

Por último, el Papa aludiendo a la combinación del término “con la raíz mexicana” ha expresado que “nuestra Señora de Guadalupe se proclama como la que vence a la serpiente, con una tocante evocación al protoevangelio del Génesis”.

El Santo Padre ha pedido “hacer brotar en los corazones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo ese río de agua viva que salta hasta el cielo, para dar a Dios un culto en Espíritu y Verdad”.

 

 

 “Ayudar a todos para que puedan descubrir a María como su madre”

Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, en su homilía, ha indicado que las palabras de María, en el Evangelio Me llamarán bienaventurada todas las generaciones, “se cumplen aquí”

“Nos hemos puesto aquí, como Gil Cordero y como san Juan Diego, ante la imagen de la Virgen María, pidiendo que nos ayude” ha recordado don Francisco, quien ha explicado que el acto de hermanamiento es rememorar que María “es río de gracia y consuelo para el pueblo” porque, en palabras del Primado de España: “La devoción a María nos ayuda a no perdernos lo mejor de la vida: Jesucristo”.

Igualmente, Mons. Cerro ha agradecido profundamente el mensaje del Papa Francisco con motivo de este acto, recordando que se trata de la segunda misiva que Francisco envía “a todos los devotos de la Virgen de Guadalupe”, ya que el primero lo realizaba durante el jubileo guadalupense.

El prelado ha indicado que visitará próximamente la basílica de la Guadalupana: “Iré a México, a pedir la Guadalupana que me lleve en su mirada, en su corazón y en sus ojos (…) para decirle vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.

Por su parte, el cardenal don Carlos Aguiar ha expresado, al finalizar la Eucaristía, que “la misión de María no termina hasta que la humanidad no sea redimida en su totalidad”. 

El prelado mexicano ha recordado que “Ella se manifiesta, a lo largo de la historia, con distintas advocaciones”. “Ha querido manifestarse aquí a un pequeño hombre, campesino, al igual que a un indio que estaba muy preocupado (…) para decirnos ¿No estoy aquí que soy tu madre? Estoy a tu lado y quien te va a ayudar es mi Hijo” ha exhortado el Primado de México.

Durante su intervención, en el acto de hermanamiento, ha confesado que quedó impactado de emoción “al arrodillarme ante la Virgen de Guadalupe (..) al mirarle a los ojos, miraba a la Morenita del Tepeyac”.

“Con este hermanamiento podremos ayudar a todos para que puedan descubrir a María como su madre” ha abundado el cardenal Aguiar, agradeciendo al Arzobispo de Toledo “haber tomado esta iniciativa”.

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