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En memoria del sacerdote Don Daniel Fernández Fernández

El pasado 11 de agosto fallecía el sacerdote D. Daniel Fernánez nacido en la localidad toledana de Fresneda de la Jara el 21 de julio de 1936. Fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1960. Su primer destino fue Coadjutor de Los Navalucillos. Tras tres años es nombrado Ecónomo de Mohedas de la Jara y encargado de Aldeanueva de San Bartolomé. En 1969 Ecónomo de Añover de Tajo pasando, en 1981, a ser Ecónomo de la parroquia de san Andrés de Toledo.  Fue nombrado arcipreste de Toledo ciudad, Miembro del Colegio de Consultores, confesor en el Seminario Menor, etc.

En 1997 es nombrado Delegado Episcopal de Caridad y Promoción Social y Subdelegado de Caritas y Desarrollo Comunitario. Además fue Consejero de Libre Designación del Consejo Presbiteral Diocesano, Capellán 2º del Hospital Ntra. Sra. De la Misericordia, Asesor Diocesano de la Unión Eucarística Reparadora.

En el 2005 es nombrado Canónigo de la Santa Iglesia Catedral Primada con la tarea primordial de la celebración en Rito Mozárabe. Otros ministerios fueron: Capellán de la Residencia San José de la Diputación Provincial, Capellán del Instituto Catequista Dolores Sopeña, Director del Secretariado Diocesano de la Tercera Edad y Capellán del Monasterio de San Clemente de la Orden de Madres Cistercienses Bernardas de Toledo.

La misa de funeral fue el día 12 de agosto a las 9,00 de la mañana en la Cateral Primada presidida por el Señor Arzobispo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza en la que concelebraron el Sr. Obispo Auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado, el Cabildo Primado, así como numerosos sacerdotes. Seguidamente recibió cristiana sepultura en el cementerio de su pueblo natal.

A continuación reproducimos un artículo de Dª Marisa Martínez Moreno, exdirectora de Cáritas Diocesana de Toledo y Presidenta de la Esclavitud de Nuestra Señora del Sagrario:

ARTÍCULO DE AGRADECIMIENTO

EN MEMORIA DE D. DANIEL FERNANDEZ FERNANDEZ
Canónigo de la S.I.Catedral Primada y Ex Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana

Nuestro querido Don Daniel nos dejó para ir a la casa del Padre. Su muerte repentina e inesperada nos rompió a todos un poco el corazón. Se fue de la misma forma que vivió, con sencillez, humildad, sin molestar, en silencio; Nuestra Señora del Sagrario ha querido llevarle ante el Padre en su Octavario en el que estaba participando todos los días.
Durante mucho años compartimos nuestro trabajo en Cáritas, él como Delegado Episcopal y yo como Directora. Compartimos muchas penas y muchas alegrías, momentos fáciles y momentos muy complicados, pero siempre trabajando con ilusión por y para los más desfavorecidos. Han sido muchos días, muchas horas, muchos viajes, muchos kilómetros por toda la archidiócesis potenciando las Cáritas parroquiales.

Fue feliz cuando vio hecha realidad la obra que como signo jubilar del año 2000 el Consejo Presbiteral encargó a Cáritas, siendo el Delegado Episcopal, un centro para enfermos de VIH. El día que se inauguraba el Hogar 2000 le vi llorar de emoción.

Hoy quiero darle las gracias por todo lo que me enseñó, por haber compartido su experiencia conmigo y por su gran corazón.

D. Daniel era sencillo, cercado, un poquito cabezón, muy trabajador, amigo de sus amigos y, sobre todo, amigos de los pobres y de los enfermos a los que visitaba. Era un buen sacerdote y un sacerdote bueno; todo el mundo le quería. Con su forma de ser, su sonrisa socarrona, siempre conseguía lo que pedía, nunca pedía para él, siempre lo hacía pensando en los demás y era muy agradecido.

La última vez que le vi fue durante el Octavario de la Virgen del Sagrario, en la Catedral, valorando lo bonita que este año estaba la Patrona de Toledo, con el manto de las perlas restaurado. Siempre cariñoso y afable. Nuestra Señora la Virgen del Sagrario lo llevó de su mano ante el Padre y ahora lo tenemos en el cielo intercediendo por nosotros.

Cáritas Diocesana de Toledo lo recordará siempre y sobre todo las familias y personas necesitadas de la ciudad a las que tanto ayudó.

Ahora es el momento de los recuerdos y del agradecimiento; por eso: gracias D. Daniel por su testimonio y vida sacerdotal, siempre le recordaremos.

 

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