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“Con este pan cada uno es asimilado a Cristo Resucitado”

La Santa Misa en la Solemnidad del Corpus Christi en rito hispano-mozárabe ha dado comienzo a las 10h presidida por el Sr. Arzobispo de Toledo y Primado de España. El Cardenal Mons. Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia, invitado por el arzobispo de Toledo con motivo de su 25 aniversario de ordenación episcopal, ha concelebrado la Eucaristía. También han concelebrado el obispo auxiliar de Toledo, Mons. Ángel Fernández Collado y el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro.

Durante la homilía, el Sr. Arzobispo, ha comenzado afirmando que la procesión litúrgica de este día no es un espectáculo sino que “es la presencia de Jesucristo, que se prolonga por las calles y plazas, que recibe con alegría el Pueblo cristiano. No es algo inmaterial, que cambie. Es real.”

En una catedral repleta de fieles y con la participación de alrededor de 200 sacerdotes que han concelebrado la solemne Misa, Mons. Braulio Rodríguez ha invitado a todos a asimilarse a Cristo: “Cuando tomamos este pan y este vino no sucede como cuando nuestro organismo toma alimento: nuestro cuerpo lo asimila y forma parte de nosotros. Con este pan y este vino, tomado en alimento, nosotros, cada uno, es asimilado a Cristo Resucitado. Y esta operación puede ser buena o mala para nosotros. Muero por todos –viene a decir el Señor– para que todos tengan vida en mí, y con mi carne he redimido la carne de todos. Esta asimilación nuestra a Cristo tiene, pues, buenísimas consecuencias.”

El arzobispo de Toledo ha propuesto una serie de pautas para comprobar si nuestra asimilación a Cristo es real: “Hay indicadores para ver cómo se da esa asimilación a Cristo. El primer indicio es nuestro modo de mirar y considerar a los demás”.

D. Braulio Rodríguez ha subrayado que la Eucaristía nos ha de transformar y ha lanzado una serie de interpelaciones al respecto: “¿Me impulsa a ir hacia los pobres, los enfermos, los que necesitan algo vital? ¿Me hace crecer en capacidad de alegrarme con quien se alegra y de llorar con quien llora? ¿Me ayuda a reconocer en ellos el rostro de Jesús? ¿Amamos, como quiere Cristo, a aquellos más necesitados por una enfermedad, por un problema, como la falta de trabajo o de orientación? ¿Condeno el aborto, pero nada hago para acercarme a quien sufre este drama? Otro indicio es la gracia de sentirse perdonado y dispuesto a perdonar”.

Aquí se puede leer, al completo, la homilía y la alocución del Sr. Arzobispo de Toledo.

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