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Mons. Cerro: “La Eucaristía es la locura de Dios para que no estemos nunca solos”

Archidiócesis de Toledo

La Catedral Primada ha acogido la celebración eucarística, en rito hispano-mozárabe, con motivo de la solemnidad del Corpus Christi. La ceremonia ha sido presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien ha estado acompañado por varios obispos: el arzobispo emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza; el obispo auxiliar de Toledo, Mons. Francisco César García Magán; igualmente, dos obispos hispanoamericanos, entre ellos, el obispo venezolano de Guarenas, Mons. Tulio Luis Ramírez.

Don Francisco Cerro ha comenzado su homilía subrayando que la Eucaristía es “la locura de Dios para que no estemos nunca solos” porque “Dios quiere estar cerca de los hombres, quiere salir a visitar a todas las personas, especialmente a los que sufren”.

En referencia a la fiesta toledana por excelencia, la del Corpus Christi, ha expresado que “Toledo no se entiende sin el Corpus porque es una ciudad eucarística”.

Igualmente, ha realizado una llamada a la esperanza, exhortando que “nuestra patria no es la soledad, sino vivir con los sentimientos vivos de Jesús”.

Mons. Cerro ha recordado la unión entre la Eucaristía y el servicio a los que sufren: “celebramos, en clave pascual, lo que hemos celebrado el jueves santo: la eucaristía, el sacerdocio, el amor fraterno y la diaconía, el servicio, un Dios que se pone de rodillas a los pies de la humanidad, de los que sufren”. En este sentido ha recordado que “la riqueza de la Iglesia son los pobres, los que sufren, los enfermos”.

 

Tres grandes acentos en la solemnidad del Corpus Christi

El Arzobispo de Toledo ha indicado los tres grandes “acentos” de esta celebración eucarística. Primeramente ha indicado que “la Eucaristía es para la vida” y recordando al obispo san Manuel González quien decía que donde hay agua, hay vida, ha exhortado: “donde está la centralidad de la Eucaristía, hay vida siempre”.

La segunda de las claves, en palabras del Primado, es recordar que “Jesucristo es quien da el verdadero pan del cielo. Él es la vida, quien sigue amando incondicionalmente“.

En último lugar ha insistido que la Eucaristía “se une con la caridad porque el mayor acto de amor es Jesucristo en la Eucaristía, entregado y ofrecido como sacrificio”. “En la Eucaristía aprendemos a amar y a amarnos” ha abundado Mons. Cerro.

Don Francisco ha concluido su homilía pidiendo que “cautivados por la Eucaristía, el Amor de los amores, podamos, verdaderamente, en nuestra vida, amar como nos enseña Jesús, hasta el extremo“.

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