La Custodia de Arfe se guarda en la sala del Tesoro de la Catedral de Toledo. La reina Isabel la Católica había mandado hacer una custodia con el primer oro que trajera Cristóbal Colón de América; confió el encargo, según parece, al artífice barcelonés Almarique, que empleó en su obra 17 kilos del rico metal. Al morir Isabel, el canónigo toledano Alvez Pérez de Montemayor, por orden de Cisneros, compró esta custodia de la testamentaría regia.
Fue el cardenal Cisneros quien ordenó al Canónigo López de Ayala que encargase proyectos o «trazas», como se decía entonces, a Diego Copín de Holanda, Juan de Borgoña y Enrique de Arfe. Meses después, el mismo Cisneros aprobaba el modelo que presentó Arfe, tallado en madera.
La custodia presenta en su conjunto el aspecto de una maravillosa torre gótica de líneas vibrantes, cuajada de agujas, pináculos y pequeñas estatuillas bajo doseletes. Magnífica réplica de ella es la talla en madera que se ostenta en el centro del retablo de la Capilla Mayor de la Catedral, pieza realmente singular y de inestimable valor.
RadioTelevisión Diocesana ha producido un reportaje acerca de esta obra de arte tan singular para la devoción eucarística de la ciudad de Toledo titulado “La Custodia de Arfe, Testigo Vivo de la Iglesia de Toledo” que se ha estrenado el pasado martes 13 de junio.
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