La Archidiócesis ha celebrado el octavario de oración por la unidad de los cristianos desarrollado del 18 al 25 de enero.
Desde el secretariado diocesano de Relaciones Interconfesionales se compartió, para todas las realidades de vida pastoral diocesana, materiales confeccionados por la comunidad monástica de Grandchamp (Suiza).
Uno de los actos más relevantes durante el octavario ha sido el rezo de vísperas con la comunidad ortodoxa rumana presente en la archidiócesis de Toledo. D. Juan Manuel Uceta, director del secretariado diocesano, explica que esta comunidad posee “más de 17.000 fieles en toda la provincia de Toledo y dos parroquias, una en Toledo y otra en Talavera de la Reina.” El acto de oración, colofón del octavario de oración por la unidad de los cristianos, tenía lugar el pasado 24 de enero a las 18,30 horas en la capilla del Seminario Mayor “San Ildefonso”.
“Ved qué delicia orar los hermanos unidos” (Sal 123,1) Hemos rezado juntos pidiendo que Dios nos lleve a la unidad plena.
Gracias a D. Francisco Cerro @Obispofcerro, a los P. Iulian y Christian y la comunidad ortodoxa rumana y gracias al Seminario @seminariotoledo @planpastoral pic.twitter.com/BiOHV3sNAf— InterconfesionesTol (@interconfToledo) January 24, 2021
El ecumenismo de la santidad
El acto litúrgico, presidido por el arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, comenzaba con el rezo de la letanías de los santos. Don Francisco “alentó al ecumenismo de la santidad, afirmando que todos seremos uno cuando todos seamos santos”, según explica D. Juan Manuel Uceta.
Igualmente, Mons. Cerro recordaba las condiciones del ecumenismo: “la humildad, la verdad y la caridad.” El Arzobispo de Toledo quiso subrayar el común sentir, entre católicos y ortodoxos, en relación con la Eucaristía y su centralidad en la vida cristiana; también la devoción mariana que, tanto para católicos como ortodoxos, resulta importante para la unidad: “donde está una madre en el hogar, hay unidad; cuando la madre falta, los hijos se dispersan”. Don Francisco también resaltó la común práctica de católicos y ortodoxos en el uso de iconos.
El acto concluyó con el agradecimiento por parte del Arzobispo de Toledo por la posibilidad de haber orado en común y “valorando el enriquecimiento que supone el encuentro con el otro” matiza D. Juan Manuel Uceta.
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