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Rosa Mª Briones: “Nuestra forma de consagración es la virginidad esponsal”

JuanF Pacheco

En la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, el día 2 de febrero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Uno de los carismas de la vida consagrada es el orden de las vírgenes, el Ordo Virginum, la forma más antigua de consagración que existe en la vida eclesial. Se trata de una vocación singular, diferente y distinguible de toda otra forma de vida consagrada, que fue potenciada desde el Concilio Vaticano II.

Para abordar este carisma tan singular, también presente en la archidiócesis de Toledo, Rosa María Briones Pedraza, virgen consagrada desde el 1 de enero de 2006, presenta este vocación, cuya misión es servir precisamente a la pastoral diocesana.

 

.- Pregunta: ¿Cómo podría realizar una breve presentación de sí misma?

.- Respuesta: Soy una de las mujeres que forman parte del orden de las vírgenes consagradas en la archidiócesis de Toledo. Mi lugar de residencia habitual es Toledo, aunque paso temporadas con mis padres, ya muy mayores, en Argés.

Mi servicio pastoral lo realizo, por un lado, en la parroquia de Argés, como ministro extraordinario de la comunión, acercando la eucaristía a los hogares de las personas mayores y enfermos; por otro lado, colaboro en la catequesis de los adolescentes que se preparan para recibir el sacramento de la confirmación en la parroquia de Santa Teresa en Toledo.

 

.- P: ¿Qué es el orden de vírgenes consagradas?

.- R: Pues es la forma de vida consagrada más antigua que existe en la Iglesia. Lo formamos mujeres consagradas a Dios, por nuestro obispo diocesano. Estamos llamadas a ser la imagen de la Iglesia como Esposa de Cristo.

Durante varios siglos nuestra vocación estuvo solo latente en el seno de la Iglesia, ya que fue eclipsada por el nacimiento del monacato y la vida religiosa, pero gracias al Concilio Vaticano II, el orden de vírgenes se recupera con la promulgación del ritual de consagración de vírgenes en al año 1970.

 

Rosa Briones fue consagrada el 1 de enero de 2006, por Mons. Ángel Rubio, obispo auxiliar de Toledo, en la parroquia de san Juan de los Reyes de Toledo.

 

.- P: ¿Podríamos decir que se trata de “una orden” concreta en la Iglesia?

.– R: No es “una orden” sino “un orden”, en el mismo sentido que el orden de los presbíteros o el orden de los diáconos. No formamos un instituto religioso o secular y no tenemos estructura comunitaria.

Nuestra forma de consagración es la virginidad esponsal y realizamos el santo propósito de guardar castidad perfecta para toda la vida y seguir fielmente a Cristo.

Esta unión esponsal es la identidad más específica e identificativa de nuestro carisma; es decir, es nuestra forma de vida y lo que caracteriza el modo y el sentido para vivirlo todo.

 

.- P: El 31 de mayo de 2020, se celebraban las bodas de oro de la restauración del antiguo Ordo Virginum, por deseo de san Pablo VI. ¿Cómo resume los frutos de este carisma de consagración?

.- R: Creo que los frutos de estos 50 años se pueden resumir en tantas y tantas vocaciones a la virginidad consagrada que han surgido en tantas mujeres inspiradas por el Espíritu Santo, a lo largo de estos años y en tantos países, por todo el mundo.

Los frutos los extiende el Espíritu Santo a través del apostolado y la labor pastoral de cada una de nosotras, que estamos vinculadas en las iglesias particulares de cada una de nuestras diócesis, colaborando en las distintas tareas parroquiales según las posibilidades de cada una: catequesis, liturgia, atención a mayores y enfermos, Cáritas, etc.

Por tanto, la riqueza y los frutos son extensos porque no tenemos asignado un apostolado único o común para todas, sino que cada una estamos llamadas a evangelizar según se lo pide el Señor, lo cual significa una diversidad fecunda.

 

Rosa Briones, el día de su consagración en el orden de la vírgenes

 

.- P: El Papa Francisco redactaba una carta con este motivo. ¿Qué le ha llamado la atención de manera especial de su misiva?

.- R: Ante todo creo que fue un mensaje de ánimo y bendición para nuestro carisma. Nos recuerda la centralidad de nuestra vocación a la vez que nos anima a que seamos en el mundo imagen de la Iglesia, esposa de Cristo.

Nos anima a dar testimonio del amor de Dios y del evangelio, teniendo especial preferencia por los pobres. Nos invita a ser mujeres de misericordia, de bondad y alegría, y signos del amor esponsal en nuestras relaciones con los demás. En definitiva, nos anima y alienta a seguir adelante siguiendo siempre el ejemplo de María.

 

.- P: ¿Cómo se concreta la presencia del orden de vírgenes en la archidiócesis de Toledo?

.- R: Hasta hace poco, éramos cinco vírgenes consagradas en nuestra archidiócesis, pero en la actualidad somos cuatro. Una de ellas, fallecía el pasado 2020, como consecuencia de la pandemia.  Desde estas líneas y como homenaje y recuerdo quiero elevar por ella una cariñosa plegaria. Además hay tres candidatas que se están preparando para ser consagradas. Todas ellas recibieron el rito de admisión para el orden, en la toledana parroquia de san Juan de la Cruz, el pasado 16 mayo 2021.

Nuestra vocación se hace presente y se concreta a través de las distintas tareas pastorales que desarrollamos en las parroquias a las que pertenecemos, algunas como catequistas, otras como ministros extraordinarios de la comunión o mediante la pertenencia a algún grupo o movimiento apostólico.

 

Momento de la consagración

 

.- P: ¿Qué espera y pide para el orden de vírgenes consagradas en nuestra Iglesia diocesana?

.- R: Más que esperar, creo que sigo rezando para que el Espíritu Santo inspire esta vocación en el corazón de aquellas mujeres de la archidiócesis que están dispuestas a dar su sí a Cristo Esposo, viviendo entregadas y con el corazón siempre vuelto a Él en fidelidad y virginidad.

 

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