El arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, ha presidido la Misa en la solemnidad del Corpus Christi en la Catedral Primada a las 12h.
Junto al Primado han concelebrado los miembros del Cabildo Catedralicio y el delegado episcopal de Cáritas Diocesana. Igualmente un nutrido grupo de trabajadores y voluntarios de Cáritas han participado en la celebración de la Eucaristía.
Tras la celebración de la Misa, un grupo de venezolanos residentes en la archidiócesis que ha participado en la solemne Misa ha acudido a saludar al arzobispo de Toledo quien les ha animado y acogido, una vez más, a causa de la situación política que se vive en su país.
Don Braulio ha comenzado su homilía citando al Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium glosando lo que significa la adoración eucarística: “En la fiesta del Corpus et Sanguinis Christi se da una ocasión propicia para sentir “¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o delante del Santísimo en esta Custodia, o simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a nuestra existencia y nos lance a comunicar la vida nueva!” (EG, 264) Nuestra adoración, sin embargo, no es adoración estática que busca solo estar bien con el Santísimo, aunque es verdad que es un gozo estar con Él. Si buscáramos solo el bienestar, seríamos discípulos no de Jesucristo, sino de la new age.”
Cristo en la Eucaristía nos interpela
El arzobispo de Toledo ha recordado lo que entraña la presencia real de Cristo en la especie del pan y ha recordado cómo la Eucaristía interpela a nuestras vidas: “Ahí está la Eucaristía, mejor dicho, ahí está Jesús resucitado. Traicionaríamos a la tradición cristiana si olvidáramos que, tras la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, se encuentra toda la vida de Jesús, es decir, su forma de tratar a los pobres, sus gestos de acogida, su coherencia, su generosidad cotidiana con las gentes, su sencillez y, finalmente, su entrega total en su sacrificio en la Cruz. Todo es precioso, pues, en la Eucaristía nos habla hasta interpelar a nuestra propia vida.”
Adoración y conocimiento profundo de Cristo
Mons. Rodríguez Plaza exhortaba a vivir la adoración eucarística con las siguientes palabras: “Cuando adoramos al Señor en la Eucaristía es porque se está convencido, por propia experiencia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, de que no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, de que no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él que no poder hacerlo. No es lo mismo, hermanos, tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia razón. ¿Estamos convencidos de que la vida con Él se vuelve mucho más plena y que con Él es más fácil encontrarle sentido a todo? Cuando se llega a ese convencimiento, evangelizamos. De lo contrario, abandonamos.”
Ardor misionero y descubrimiento de Cristo
También ha querido indicar el arzobispo de Toledo las características auténticas del verdadero discípulo de Cristo: “El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea apostólica. Pero si uno no le descubre presente en el corazón mismo de su entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada en definitiva no convence a nadie.”
Para acceder al texto completo de la homilía: pinchar aquí.
© Copyright 2017 Arzobispado de Toledo | Aviso Legal | Política de Privacidad | Cookies