El Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, presidía la Solemne Vigilia Pascual en la Catedral Primada durante la noche del sábado 31 de marzo.
En el transcurso de la celebración litúrgica, cinco adultos y tres niños recibieron los sacramentos de la iniciación cristiana. En cuanto a los adultos: cuatro de ellos recibieron los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía; otro de los adultos se acercaba a recibir el sacramento de la Confirmación. Mientras que a los catecúmenos en edad escolar se les confirió los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía.
Profundidad de la celebración solemne
Durante la homilía, Mons. Rodríguez Plaza subrayaba el sentido de la celebración solemne: “Se nos ha anunciado la Pascua con el pregón que siempre impresiona; hemos cantado de nuevo el Aleluya y hemos escuchado la Palabra de Dios, mucho más sentida y recibida en tantos momentos, que culminan con el Evangelio (…) Nuestros Catecúmenos están ya preparados para recibir la vida nueva que nosotros recibimos en nuestra Iniciación cristiana. Y nosotros mismos seremos invitados a renovar nuestro Bautismo y a renovarnos profundamente, tras el ejercicio de la Cuaresma.”
Sepultarnos con Cristo en el Bautismo
El Primado quiso ahondar en el primer y principal sacramento, el Bautismo: “¿De qué manera, pues, podemos reproducir en nosotros la muerte de Jesús? Sepultándonos con Él por el Bautismo. ¿Y en qué consiste este modo de sepultura, y de qué nos sirve el imitarla? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y esto nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento de que nos habla el Señor, ya que la regeneración, como su propio nombre indica, es el comienzo de una vida nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner fin a la anterior.”
Renovar nuestro Bautismo
Don Braulio quiso referirse a los catecúmenos que se acercaban a recibir los sacramentos: “Damos gracias los ya bautizados a nuestros catecúmenos, porque, a la vez que ellos reciben la vida resucitada en el Bautismo por la resurrección de Jesucristo y la fuerza del Espíritu Santo, a nosotros nos permiten recordar y, sobre todo, renovar estos mismos acontecimientos de nos dieron nueva vida. Serán momentos de gran plasticidad y belleza en los que toda la comunidad aquí presente asiste a los sacramentos de Iniciación.”
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