La Iglesia universal está convocada en este 7 de octubre a una jornada de oración y ayuno por la paz. Se trata de una invitación realizada por el papa Francisco, con motivo del primer aniversario de la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás.
El Santo Padre, el pasado 2 de octubre, al término de la Misa inaugural de la segunda sesión de la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, exhortaba a toda la Iglesia a unirse en esta intención.
Francisco, igualmente, participaba, durante este domingo 6 de octubre, en el rezo del Rosario, en la basílica de santa María, la Mayor, de Roma “para invocar de la intercesión de María Santísima el don de la paz”. Así lo anunciaba el día 2 de octubre.
Desde el inicio de la guerra, Francisco ha suplicado fervientemente por la paz, pidiendo, igualmente, a la comunidad internacional poner fin al conflicto y advirtiendo también sobre el peligro de que se convierta en una “tercera guerra mundial”.
La iniciativa del Santo Padre fue promovida también por el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, quien compartió una oración que los católicos de todo el mundo pueden recitar este 7 de octubre al unirse a la “jornada de oración, ayuno y penitencia”.
El patriarca señaló que la jornada tendrá como objetivo implorar a Dios que frene el “torbellino de violencia y odio nunca antes visto ni experimentado” en Tierra Santa.
ORACIÓN POR LA PAZ
Señor Dios nuestro,
Padre de nuestro Señor Jesucristo
y Padre de toda la humanidad,
que, por la cruz de tu Hijo
y por el don de su propia vida
pagó un alto precio para destruir
el muro de la enemistad y la hostilidad
que separa a los pueblos y nos convierte a todos en enemigos:
envía a nuestros corazones
el don del Espíritu Santo
para que nos purifique de todo sentimiento
de violencia, odio y venganza,
que nos ilumine para comprender
la dignidad irreductible
de cualquier persona,
y nos inspire a trabajar
por un mundo de paz y reconciliación
en la verdad y en la justicia
en el amor y en la libertad.
Dios Todopoderoso y eterno,
las esperanzas de la humanidad
y los derechos de todos los pueblos
están en tus manos:
asiste con tu sabiduría a quienes nos gobiernan,
para que, con tu ayuda,
sean sensibles a los sufrimientos de los pobres
y a los que sufren las consecuencias
de la violencia y la guerra;
que promuevan en nuestra región
y en toda la tierra
el bien común y la paz duradera.
Virgen María, Madre de la Esperanza,
Obtén el don de la paz
por la Tierra Santa que te vio nacer
y para el mundo entero. Amén
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